LA FORTALEZA DEL AUTOCONTROL.




LA FORTALEZA DEL AUTOCONTROL.

La fortaleza de la autorregulación o el autocontrol implica tener capacidad para regular los propios sentimientos o acciones. Tener disciplina y control sobre los propios impulsos y emociones.

El poder ejercitar la autorregulación es el proceso de ejercer control sobre uno mismo para alcanzar metas o estándares.

Los individuos autorregulados son capaces de controlar las respuestas instintivas tales como la agresión y la impulsividad, respondiendo en su lugar según las normas preconcebidas del comportamiento.

Esta fortaleza se puede aplicar tanto a iniciar acciones como a resistir las tentaciones, como cuando un diabético evita alimentos azucarados o como cuando alguien levanta temprano para hacer ejercicio. Es decir nos puede llevar a poner en marcha determinados comportamientos o a pararlos cuando no son los más beneficioso en ese momento o circunstancia.

Muchas veces esta fortaleza nos requiere tener un gran conocimiento de nosotros mismos, para saber cuáles son nuestras inclinaciones naturales y poder ponerles freno cuando no son las adecuadas, prestando atención a nuestros impulsos instintivos. El desviar la atención de aquello que nos causa ira o agresividad puede ser una buena manera de evitar estallar en un enfado cuando no es lo más adecuado en la situación en la que nos encontramos.


Seligman, M. (2004) La auténtica felcidad.

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