COMO EJERCITAR LA FORTALEZA DE LA AUTORREGULACIÓN O EL AUTOCONTROL.



COMO EJERCITAR LA FORTALEZA DE LA AUTORREGULACIÓN.


La Fortaleza de la Autorregulación forma parte de la Virtud de la Templanza, que es la Virtud que nos aporta protección contra los excesos. 

La Fortaleza de la Autorregulación  o también llamada del Autocontrol, es el proceso de ejercer control sobre uno mismo para alcanzar metas o estándares.

Los individuos autorregulados son capaces de controlar las respuestas instintivas tales como la agresión y la impulsividad, respondiendo en su lugar según las normas preconcebidas del comportamiento.

Esta Fortaleza se puede aplicar tanto a iniciar acciones, como a resistir las tentaciones, como cuando un diabético evita alimentos azucarados, como cuando alguien levanta temprano para hacer ejercicio.  


1. Aprende a establecer metas para mejorar su vida cotidiana (por ejemplo, horarios de limpieza, rutinas de lavandería, lavar los platos cuando termines de comer, mantener una limpieza y orden continuos de tu escritorio) y asegúrate de que completar las tareas. -es importante crear buenos hábitos, verás como cuando sea una rutina para ti, te resultará más sencillo hacerlo.

2. Intenta controlar y eliminar las distracciones (equipo de teléfono, TV, etc.) mientras te centras en una tarea particular.  Si hacemos un hábito de esto, el centrarnos en una sola tarea a la vez, hasta terminarla, nos daremos cuenta de que resulta mucho más sencillo que ir reanudándola poco a poco, cada vez que tenemos que interrumpirla por alguna distracción. El evitar desde un principio cualquier clase de distracción, así como tener todo lo que vayamos a necesitar a mano, para no tener que levantarnos a buscar cosas, nos facilitara mucho la tarea.

3. Aprende a eliminar objetos que nos hagan caer en la tentación (por ejemplo al hacer dieta, no tener comida que no sea sana a la vista y alcance de la mano; si hemos decidido dejar de tomar alcohol, intentar no socializar en los bares; si hemos decidido dejar el tabaco –  tratar de reemplazar los cigarrillos con el chicle; si no queremos ser adictos a las compras – dejar la tarjeta de crédito o el  dinero en casa, etc.) Es una forma más sencilla que tratar de ejercer solamente la fuerza de voluntad. Cuantos más obstáculos nos pongamos, más difícil será el poder realizar la acción que tratamos de dejar de realizar.

4. Inicia una rutina de ejercicios regular y asegúrate de que la realizas como te has propuesto. Algo que puede serte muy útil es establecer una línea base, es decir lo mínimo que vas a hacer cada día, algo que te sea sencillo completar, de esta forma el día que estés muy cansado o no tengas demasiada motivación, puedes hacer solamente estos ejercicios que conforman la línea base.

5. La próxima vez que te molestes por algo que no tiene demasiada importancia, prueba a controlar tus emociones y enfocarte en los atributos positivos que puedas sacar de esa situación. Por ejemplo, si el autobús tarda demasiado puedes aprovechar esos momentos para relajarte y respirar, si alguien no te cede el paso puedes pensar que a lo mejor por esta vez esa persona tiene mucha prisa y recordar las veces en las que tú hayas podido sentirte realmente apresurado, de esta forma podrás dejarlo pasar con más facilidad.

6. Evite hablar de otros en su ausencia. El hablar mal de otra persona a sus espaldas es algo que debemos evitar, ya que no nos aporta nada y es un comportamiento bastante destructivo para nosotros, ya que lo que decimos de alguien suele en realidad reflejar más algo nuestro que de la otra persona.

7. Cuando algo te molesta, intenta hacer una relajación progresiva. De esta forma no le darás tanta importancia al acontecimiento que te haya molestado y aprenderás a relajarte y enfocar las cosas con más calma.

8. Aprende a felicitarte a ti mismo por cada vez que hayas conseguido ejercitar la Fortaleza de la Autorregulación, y cuando seas capaz de resistirte con éxito una indulgencia. De esta forma valorarás más tus progresos, y te darás cuenta de cuantas veces lo consigues, y cada vez se hará más sencillo para ti el proceder de esta manera.

9 Aprende a crear rutinas que puedas seguir completamente de forma sistemática.  Puedes hacer pequeños ajustes cuando sea necesario pero manteniendo intactos los elementos centrales.
De esta forma, te será mucho más fácil el seguir siempre los mismos pasos hasta alcanzar completar la rutina, no tendrás que estar parándote a pensar en cada momento qué es lo que tienes que hacer a continuación,sino que será algo que te saldrá de manera automática, una vez que hayas convertido estas rutinas en un hábito.

10. Prueba a establecer un horario regular y un lugar para la mayoría de tus actividades.  Es una forma sencilla de que todo sea más seguido y así tendrás muchos elementos a tu favor que te recuerden lo que tienes que hacer en cada momento.

11. Intenta identificar los roles que sueles tener en diferentes aspectos de tu vida, compáralos con las personas que puedan servirte como modelo, y examínalos  en detalle.  Deja  que estos detalles te inspiren y te sirvan para regular tus metas. Si muchas veces no sabes cómo comportarte o qué actitud deberías tomar, un ejercicio que puede servirte es el de imaginarte qué haría una persona que para ti te sirva como modelo en esa situación. Eso te puede orientar hacia determinado comportamiento.

12. Aprende a prestar mucha atención a tu reloj biológico.  Averigua en qué momentos del día sueles estar más atento y despierto y lleno de energía o más cansado y con poca energía por el contrario. Cada persona tiene sus propios ritmos, hay algunos que están más despiertos por la mañana a primera hora, y sin embargo hay otras personas que tienen mayor energía a media tarde, etc. Procura hacer tus tareas más importantes cuando estás más alerta. De esta forma podrás aprovecharte de esa energía en el momento en el que más la precisas.

13. Prueba a no hacer algo que te es agradable parcial o completamente, como tomar un postre favorito o leer un rato,  o trata deliberadamente de resistir una comodidad (por ejemplo, comer chocolate, un helado, ver la TV, etc.) por un tiempo. Recompénsate con ello después de lograr una tarea difícil.  Muchas veces nos habituamos a las comodidades de nuestra vida y no les damos importancia, sin embargo cuando no podemos tenerlas es cuando las damos todo el valor que tienen, ya que las echamos enormemente en falta. Así premiarse una vez que se ha realizado determinada tarea nos servirá para reforzar nuestra fuerza de voluntad, y recordar en un futuro lo bien que sienta el ganarnos esos pequeños premios.

Rashid, T. (2005)

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